Es prácticamente imposible erradicar este tipo de violencia de una forma sencilla pues hay muchos comportamientos normalizados en la sociedad. La mejor forma de hacerlo es educar en el respeto, en las relaciones saludables y empáticas desde el principio.
Es importante dotar de habilidades socio-emocionales a las personas para que aprendan a enfrentar los conflictos de una forma asertiva y ser capaces de gestionarse y regularse emocionalmente. Canalizar de forma adecuada las emociones como la ira, la frustración... y entender que son normales, pero deben saber controlarse.
Todos debemos de poner de nuestra parte en la prevención y ser capaces de criticar nuestros propios comportamientos para intentar mejorar aquellos aspectos que puedan causar un daño a nivel psicológico en los demás. También es importante escucharse para saber detectar cuando somos nosotros los que nos sentimos víctimas de este tipo de violencia y poder así, pararla cuanto antes.
Algunas personas que viven este tipo de relación violenta justifican el maltrato, mientras que otras confunden maltratos y ofensas con interés.
Vivir situaciones de violencia durante la infancia suele ser un indicador para reproducirla en la juventud y la vida adulta, tanto si se trata de hombres perpetradores, como de mujeres víctimas de la violencia de género. Estudios al respecto evidencian que las probabilidades de que una mujer sufra violencia de pareja se asocia con la presencia de antecedentes de violencia intrafamiliar durante su infancia.
La Violencia es una conducta que se aprende y en la mayoría de los casos, se adquiere en el núcleo familiar. Cuando una persona es violenta, aprende a actuar a través de la impulsividad, porque no reflexiona antes de proceder.
La prueba para demostrar el maltrato psicológicoLa prueba para demostrar el maltrato psicológicoSi lo que buscas es una prueba para demostrar el maltrato psicológico, lo que necesitas es un informe pericial psicológico. Es un documento realizado por psicólogos especializados, que analiza de qué manera te ha afectado la situación en tu día día, a nivel psicológico.Sirve como prueba en un proceso judicial.
Aunque lo explicamos de manera específica más adelante en este artículo, te dejamos por aquí un artículo que habla en general del peritaje psicológico
¿Qué es la violencia psicológica en la pareja? En primer lugar, tenemos que diferenciar violencia de agresividad. Son conceptos que normalmente se usan como sinónónimos cuando realmente no lo son. La agresividad es la expresión conductual de una de las emociones básicas, la ira. Esta emoción es necesaria para la supervivencia humana y su exteriorización nos sirve para estar alerta. También para defendernos de posibles ataques y adaptarnos al entorno. Es decir, es algo innato y que compartimos también con el resto del mundo animal. Por otro lado: La violencia es un comportamiento aprendido tras un proceso de socialización en el que la intención de hacer daño está presente. Estos actos no buscan defenderse, si no que suponen una forma innecesaria de agresividad. Exige un proceso cognitivo complejo en el que su principal fuente de alimentación son las ideologías, los roles sociales o los valores. La violencia crea una fuerte disfunción o malestar a nivel social y la podemos encontrar en numerosos ámbitos: el terrorismo o los crímenes de guerra serían algunos ejemplos. Se refiere a cualquier conducta que persigue intimidar, desvalorizar y culpabilizar a la otra persona. Algunas de estas conductas podrían ser: Poner en ridículo o dejar en evidencia a la pareja (tanto en público como en privado) Insultar Amenazar verbalmente (de agresión, de abandono, de irse con otra pareja) Humillaciones y desprecios Ignorar al otro Destruir objetos personales a los que el otro tiene cierto apego o cariño Controlar los movimientos de la pareja y la economía Impedir que la pareja se relacione con su familia o amigos libremente Esto son algunos ejemplos de la violencia psicológica que se encuentran en las parejas que sufren maltrato. El maltrato emocional en pareja puede acarrear numerosos efectos secundarios, en forma de lesiones o secuelas psíquicas. Pueden dañar especialmente la autoestima (acaban sintiendo que no son nada, que todo lo hace mal, que sus sentimientos están equivocados, que su pareja vale más que ella, con peores consecuencias y con una naturaleza más incapacitante incluso que los malos tratos físicos.
Las formas de violencia psicológica no se establecen únicamente mediante prohibiciones e insultos directos, sino a través de métodos muy sutiles, lentos y graduales que impiden en la mayoría de las ocasiones detectarla. El derecho a sentirse libre se va mermando, provocando una gran confusión en la persona que lo sufre, ya que al no ser explícitas, son negadas, justificadas o minimizadas. La persona que te ofrece afecto de forma incondicional es la misma que te merma y daña tu propia identidad, en un contexto de supuesto cuidado mutuo. Además, violencia y “amor” se producen en periodos que se alternan en el tiempo, por lo que mantenerse en esa relación durante un espacio de tiempo muy prolongado suele ser lo más frecuente.